miércoles, 16 de noviembre de 2011

Capítulo 4

Después de que los médicos nos comentaran el estado de mi hermano, nos dieron permiso para entrar… Como máximo solo podían entrar tres personas a la vez por lo que yo,  decidí entrar con mis padres  y así, Alex y Mark entrarían juntos.



Cuando entramos, allí estaba Pablo, tirado en la cama sin moverse, al verle así me derrumbé…  Sabía que él era fuerte y saldría de esta, pero no podía verle así... Nunca me imaginé que algo como esto le pasaría a mi hermano. Vi como se le caía una lágrima a mi padre, ver de esta forma a su hijo le mataba… no podía soportarlo y mi madre… mi madre lloraba desconsolada como llevaba haciendo toda la mañana. 



Mis padres salieron y yo me quede unos minutos sola con él. Me senté en una silla al lado de su cama, le cogí la mano y me puse a hablar con el, tenía la esperanza de que me escuchara:



-Pablo, tío, tienes que ser fuerte… Tienes que salir de esta. Sé que lo harás por mamá, por papá, por Mark, por mi… qué voy a hacer yo si tú no estás…  Necesito contarte un montón de cosas… como que arreglé la amistad con Alex. Sí, tenías razón... Solo necesitaba explicarle bien la situación… Bueno te dejo descansar, no me dejes por favor. Te quiero.


Cuando salí Alex y Mark entraron. Mark me acarició la cara intentando darme ánimos…   Al principio me parecía un poco chulo pero en realidad, es muy cariñoso, perfecto para Alex. Me fui a la cafetería a tomar una Coca-Cola. Me senté en una de las mesas que hay junto a la ventana, me distraje pensando en todos los momentos que había pasado con Pablo. Eran tantos… que me costaba recordarlo todos…



Por un momento dejé de pensar en todo lo que le estaba pasando a Pablo y me fije en un chico moreno que estaba sentado en la mesa de al lado. Él también me estaba mirando pero, cuando nuestras miradas coincidieron, la quitó rápidamente. Parecía triste… Pero en estos sitios todo el mundo suele estarlo…


Después de 20-30 minutos aparecieron Mark y Alex, se sentaron conmigo, estuvimos un tiempo sin decir ni una sola palabra. Mark apoyado con los codos en la mesa, miraba hacia abajo tapándose la cabeza… Alex tenía la mirada perdida… Y yo mira la gente que pasaba por la calle… Ninguno sabíamos que decir…



De repente Alex rompió el silencio:



-Bueno Carol, me voy a casa. Es tarde, mis padres me estarán esperando… 

-Uff… Ya son las 14:00, tengo que irme a comer...– dijo Mark mirando su reloj. Por la tarde vuelvo Carol. Cualquier cosa me llamas, ¿vale?

- Vale chicos, no os preocupéis… si pasa cualquier cosa os llamo. Gracias por venir.


Me dieron un beso y se fueron…  Yo seguía allí… A ratos se me caían lágrimas, otras veces sonreía viendo a niños pasar por la calle corriendo y riendo. Me encantaría volverme de repente pequeña, así todo sería diferente…



Al rato llegaron mis padres me mandaron irme a casa… necesitaba descansar, llevaba allí toda la mañana y la verdad que estaba agotada, pero no podía irme, no podía irme sin él, sin Pablo… Después de mucho insistir mis padres, consiguieron que me fuera a casa.



Cuando llegué, la única que me recibió fue mi gata Leia, era nuestra gata, parecía inquieta… Como si supiera lo que estaba ocurriendo, le eché leche y le puse un poco de su comida favorita. Para mí me hice un sándwich. La verdad, no tenía mucho apetito. Puse los Simpson y me senté en el sofá.  



No me llevó ni cinco minutos comerme el sándwich. Cuando lo acabé, me tumbé en el sofá y sin darme cuenta me quedé profundamente dormida.



Cuando me desperté de mi larga siesta, miré el reloj, eran las 5 p.m.  me pareció muy tarde y me preparé para volver al hospital. Cogí mi iPod, mi mochila y me fui directa a la parada del bus. Me puse los cascos, sonaba Yesterday de Los Beatles. Al poco, vi el hospital así que, ésta era mi parada.



Entré y a lo lejos vi al Dr. Pascual, el médico de Pablo. Corrí en su dirección para pillarle a tiempo y preguntarle por mi hermano , cuando…


- Ui, lo siento. Estaba distraído, no te vi… - Dijo un chico agachando la cabeza.

- Joder, tío… Tienes que mirar por dónde vas… - alguien había chocado conmigo y había perdido de vista al Dr. Pascual.

- Lo siento – dijo levantando la cabeza esta vez. Fue en ese momento, cuando vi los ojos más bonitos del mundo. Me sonrió, su sonrisa era perfecta…  - Me llamo Harry.

- Carol – Le di la mano y sonreí. Me di cuenta de que era el chico con el que había coincidido en la cafetería esta mañana. Era guapísimo… - Tengo que irme, adiós.

- Nos vemos – dijo Harry despidiéndose.



Me fui a ver a Pablo pero primero saqué mi móvil de la mochila para ver la hora. Fue cuando vi que tenía dos llamada perdidas: una era de Nacho y la otra de Laura, supuse que sería para preguntarme por Pablo, seguramente Mark les habría contado lo que le pasó.



También tenía un sms de Alex, el cual me dejó muy intrigada, porque ponía:



“Tengo que contarte una cosa super fuerte tía. Por la tarde voy a verte, sobre las 6:00 estaré ahí. Ah, que sepas que todos te echamos de menos por aquí. Te quiero.”

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