viernes, 13 de enero de 2012

Capítulo 9

¡¡Muchas gracias por los comentarios!!


El doctor Pascual salió de la habitación de mi hermano y se dirigió hacia nosotros. Podía sentir como a cada paso que se acercaba, mi corazón latía más fuerte. Nervios. Sí, se había despertado, pero no sabíamos que secuelas podría tener el accidente.


- ¿Son los familiares de Pablo, verdad?


- Sí. - contestamos mi madre y yo.


- Bueno, Pablo está bien. Se ha despertado bastante nervioso pero ya está más calmado. En principio no se ve ninguna lesión, excepto la pierna derecha. Tiene una rotura y tenemos que escayolar. Solo tiene que recuperar la pierna y acudir a rehabilitación dos días a la semana.


- De acuerdo. ¿Podemos pasar a verle? - preguntó ansiosa mi madre, ya que ella no le había visto aún.


- Claro. Dentro de un rato le escayolamos y mañana le damos el alta. Ahora necesita vuestro cariño.


Sonreímos y nos dirigíamos a la habitación cuando a lo lejos creí ver a...


- Harry???????????? - grité para que me pudiera oír, y se dio la vuelta.


- No, lo siento.


- Ah. Es que te había confundido con otra persona.


Sonrió y siguió con su camino. Mierda. Tengo que olvidarme de Harry... Hace semanas que no se nada de él. Me trata genial, me besa, me enamora y desaparece. Aún recuerdo su sonrisa... 


Alguien me sacó bruscamente de mis pensamientos. Era Alex, dándome golpes en la espalda.


- Alex, ¿qué haces?¿Quieres parar de pegarme?


- No, la pregunta es... ¿qué haces tú? Aquí parada en medio del pasillo metida en tu mundo, que llevo media hora llamándote.


- Ermm... No me di cuenta, estaba pensando... ¿qué querías?


- En Harry, como no. Que tu padre llegará mañana a España.


- Ah, perfecto. Y sí, estaba pensando en Harry, pero en que me tengo que olvidar de él. He preguntado en recepción por Gemma, su hermana, y no está. Se ha ido y sin despedirse.


- Estoy segura que os volveréis a ver. Segura.


- Ojalá. 


[Carol no lo sabía, pero Alex tenía mucha razón. Se volverían a ver y cuando menos esperaba.]


Alex y yo entramos en la habitación de mi hermano y, por primera vez en casi un mes, vi sonreír a mi madre. Se lo merece, ha sufrido mucho.



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